Qué son las emociones
Son muchos los teóricos que han intentado explicar qué son las emociones. Para el psicólogo David G. Meyers, las emociones están compuestas por arousal fisiológico, comportamiento expresivo y experiencia consciente.
Tipos de Emociones
1. Emociones primarias o básicas:
Las emociones primarias también se conocen como emociones básicas, y son las emociones que experimentamos en respuesta a un estímulo. Para Paúl Ekman, las afirmó que las emociones básicas son 6: tristesa, felicidad, sorpresa, asco, miedo e ira. Todas ellas constituyen procesos de adaptación y, en teoría, existen en todos los seres humanos, independientemente de la cultura en la que se hayan desarrollado.
2. Emociones secundarias:
Las emociones secundarias son un grupo de emociones que siguen a las anteriores. Por ejemplo, cuando experimentamos la emoción básica de miedo después podemos sentir las emociones secundarias de amenaza o enfado, dependiendo, claro está, de la situación que estemos viviendo. Las emociones secundarias son causadas por normas sociales y por normas morales.
3. Emociones positivas:
Dependiendo del grado en que las emociones afectan al comportamiento del sujeto, éstas pueden ser o bien positiva o bien negativas. Las emociones positivas también se conocen como emociones saludables, porque afectan positivamente al bienestar del individuo que las siente. Favorecen la maner a pensar, de razonar y de actuar de las personas. Por ejemplo, la alegría, la satisfacción, la gratitud no provocan una actitud positiva frente a la vida y nos hacen sentir experiencias que nos ayudan a sentirnos bien.
4. Emociones negativas:
Las emociones negativas son opuestas a las emociones positivas, porque afectan negativamente al bienestar de las personas. También se conocen como emociones tóxicas, y suelen provocar el deseo de evitarlas o evadirlas. El miedo o la tristeza son algunos ejemplos.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de emociones, en pequeñas cantidades y relativa baja intensidad, no son perjudiciales. De hecho, forman parte del proceso de aprendizaje, ya que gracias a ellas nuestra memoria emocional nos ayuda a recordar las consecuencias que tienen ciertas conductas (o exponernos a ciertos contextos).
Las emociones ambiguas se conocen también como emociones neutras, puesto que no provocan ni emociones negativas ni positivas, ni saludables ni no saludables. Por ejemplo, la sorpresa no nos hace sentir ni bien ni mal.
La existencia de estas emociones deja claro que somos animales complejos, y que nuestras experiencias presentan muchos matices.
6. Emociones estáticas:
Algunos autores también han hecho referencia a las emociones estáticas. Son aquellas que se producen gracias a distintas manifestaciones artísticas, como por ejemplo: la música o la pintura.
Así, al escuchar una canción podemos sentirnos muy felices o muy tristes, pero esa sensación sería cualitativa mente diferente a la felicidad o la tristeza que se experimenta ante cualquier otra experiencia, ya que se vive en un contexto artístico, mediado por símbolos y atribuciones sobre las intenciones del autor.
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7. Emociones sociales:
Las emociones sociales no se refieren a las emociones culturalmente aprendidas, sino que es necesario que haya otra persona presente o de lo contrario no pueden aflorar. Por ejemplo, la venganza, la gratitud, el orgullo o la admiración, son emociones que sentimos respecto a otros individuos.
8. Emociones instrumentales:
Las emociones instrumentales son aquellas que tienen como fin u objetivo la manipulación o el propósito de lograr algo. Son complicadas de reconocer porque puede parecer que sean naturales. Sin embargo, son emociones forzadas y esconden una intención. En ocasiones, son fruto de la auto-sugestión: someterse a ciertos contextos voluntariamente para hacer que una parte de esa emoción tiña nuestra forma de comportarnos.
Como trabajar las emociones
1. Equilibrio en grupo la estrella:
La confianza es una variable psicológica y una emoción que nos da fuerza y valentía,nos permite lograr nuevos objetivos y superar los momentos complicados que puedan ir surgiendo en nuestro camino. Tener unas expectativas positivas sobre aquello que podemos hacer nos ayuda a fijarnos objetivos motivadores y a orientarnos hacia la resolución de problemas.
Esta dinámica es sencilla. Si se realiza en el aula, simplemente hay que hacer un círculo con el grupo de estudiantes. Los miembros del círculo deben abrir un poco las piernas y darse la manos, y el grupo se separa de manera que los brazos quedan estirados. Se enumera a los participantes con los números uno y dos. Las personas con el número uno irán hacia adelante y las personas con el número dos hacia atrás.
Es importante que los participantes vayan hacia adelante o hacia atrás despacio hasta lograr un punto de equilibrio. Además, también es posible cambiar los del número uno a los del número dos, e incluso hacerlo de manera ininterrumpida. Tras acabar la dinámica, se realizan una serie de preguntas a los participantes para que compartan su experiencia y asimilen mejor lo aprendido. Por ejemplo, ¿Has notado dificultades? ¿Cómo representarías lo aprendido en la vida real a la hora de confiar en un grupo?
2. El juego del nombre:
Este juego es ideal para los niños. Además, pese a ser simple, es útil para para que éstos conozcan sus cualidades positivas, lo que favorece el auto conocimiento.
Se les reparte a los niños dos hojas de papel y se les pide que apunten su nombre y apellido. Después, en una de las hojas, se les pide que con cada letra de su nombre apunten las cualidades que consideran que tienen (si el nombre es muy largo, puede pedirse que lo hagan solo con el nombre o el apellido). Por ejemplo: Si la persona se llama Bea Salta, las cualidades o virtudes pueden ser: Buena, enérgica, amable, segura, agradable, lista, trabajadora y asertiva.
En la otra hoja, se les pide a los niños que escriban el nombre de alguien que haya influido en su vida. y entonces deben escribir palabras que expresen cómo les han influido éstos. De este modo se crea un vínculo entre el autoconcepto y los valores postivos que han sido asociados a uno mismo, generando una narración autobiográfica acerca del desarrollo de su personalidad que ayude a consolidar estos recuerdos.
3. Responder a una acusación:
Esta dinámica es ideal para que los profesores eduquen a sus alumnos en control emocional. En el aula, el profesor debe leer en voz alta el comienzo de esta historia.
“Va Pepe muy contento por el parque, cuando de repente ve a Rafa viniendo a su encuentro. Rafa tiene una mirada muy rara. Pepe se pregunta qué le estará pasando. Se acercan y se saludan, pero inmediatamente Rafa comienza a gritar. Dice que Pepe le ha hecho quedar muy mal con los otros chicos del barrio, que es mal amigo, que tiene la culpa de todo lo que le pasa. Entonces Pepe…”.
Una vez leído el cuento, los alumnos deben pensar de forma individual cómo actuarían se encontraran en la situación en la que está Pepe. Después, se comparten las respuesta y se clasifican en dos grupos: las que permiten la conciliación y buscan un camino pacífico y las que promueven un mayor conflicto. En forma de debate, se llega a la conclusión de por qué las primeras son mejores que las segundas.
4. Escribe un cuento:
Igual que el ejercicio anterior esta actividad pretende que los alumnos distingan entre las formas de responder a una acusación y, además, aprendan a controlar sus emociones y aprendan a solucionar conflictos mediante el entrenamiento por imaginación ante situaciones hipotéticas que van más allá de los ámbitos sociales a los que uno está acostumbrado.
Se separa el grupo de alumnos por parejas y después imaginan una situación en la que haya un conflicto. Entonces, cada pareja escribe un cuento corto que debe contener estos elementos:
Adolescentes que hablan o se envían mensajes por móvil
Una acusación
Solución que deja el camino abierto al diálogo
Los cuentos se comparten y se hace una valoración grupal de las ventajas e inconvenientes de la solución al conflicto, de modo que se comprenda lo que un final u otro implica desde el punto de vista emocional para las personas implicadas en la historia.
5. Pantallas de protección:
A través de esta actividad se pretende que el alumno verbalice sus ideas, creencias, valores y variables relacionadas con la inteligencia emocional. Conocer al otro y que nos explique sus ideas y creencias es ideal para respetarle y comprender su estilo de vida. El objetivo de esta dinámica es que produzca una comunicación eficiente y respeto por parte de todos los miembros del grupo.
El profesor, por tanto, presenta gran variedad y cantidad de fotos o recortes de revista e invita a cada participante a que elija dos. Por turno, cada alumno describe a los demás el significado que para ellos tienen las fotos que han escogido, qué les sugieren, qué valores y qué ideas se reflejan en las imágenes y cuál es el motivo de la elección.
Actividades para jóvenes y adultos
Las actividades de inteligencia emocional no solo están restringidas para los más pequeños. Los jóvenes y adultos también pueden beneficiarse del aprendizaje emocional, ya que la educación es un proceso que dura toda la vida.
6. Grupo de discusión:
El objetivo de esta dinámica es crear un grupo de debate para discutir y encontrar una solución conjunta. El participante debe compartir sus ideas, creencias y pensamientos sobre algún tema que se haya propuesto y que trate la temática de la inteligencia emocional o la educación en valores. Por ejemplo:
Ser voluntario es una buena manera de aprender a ser responsables ¿Por qué sí y por qué no?
La única persona con la que compito es “yo mismo”. ¿Por qué sí y por qué no?
Si formo parte de un grupo, las necesidades del grupo debe ser más importantes que mis deseos. ¿Por qué sí y por qué no?
A partir de estas propuestas de discusión, se generan sinergias para llegar a una solución que satisfaga la mayor parte de las sensibilidad.
7. La rueda de la vida:
La rueda de la vida es una herramienta muy utilizada en coaching, pues permite que conozcamos nuestros deseos o necesidades. Nos da la posibilidad de tener una visión clara y plasmada en papel sobre qué aspectos consideramos importantes en nuestra vida y queremos trabajar. Ahora bien, la ruda de la vida es una técnica flexible que puede adaptarse a la situación que más nos interese. Por ejemplo, para nuestro desarrollo personal o bien para buscar trabajo y saber qué competencias necesitamos trabajar.
Para llevar a cabo esta dinámica entregamos una hoja de papel que contiene un círculo con espacio para escribir las variables que deseamos trabajar. Estos espacios serán rellenados por los participantes. Por ejemplo, si se trabaja la felicidad, los participantes deben apuntar los aspectos que consideran más importantes: pareja, amistades, trabajo, ocio, etc. Después éste evalúa del uno al diez cada aspecto para saber en qué momento considera que se encuentra.
Con esta herramienta la persona se hace más consciente de las áreas que necesita trabajar para lograr una vida más plena, y es posible diseñar los acciones necesarias para cada punto que ha elegido. Por ejemplo, si el participante piensa que su relación de pareja está en un número bajo, puede diseñar distintas estrategias para mejorarla: comunicación, pasar más tiempo juntos. etcétera. Esta actividad es idónea para adolescentes y adultos.
8. Conversación 1 a 0 :
Tal y como concluye una investigación realizada por Albert Mehrabian, en una conversación cara a cara el componente verbal solamente representa un 35%. Por tanto, más del 65% es comunicación no verbal, es decir, la comunicación de nuestras emociones, la postura corporal, el contacto visual o los gestos. Esta actividad pretende desarrolla la escucha activa y mejorar la comunicación interpersonal.
Para llevarla a cabo, es necesario colocar una fila de sillas en forma de círculo. Delante de cada silla hay que colocar otra silla, de manera que los participantes se sienten uno delante de otro. La idea es que cada participante permanezca sentado durante dos minutos y luego pase a la siguiente silla.
En esos dos minutos que están sentados, primero habla uno de los dos participantes que está sentado de frente, mientras el otro escucha de forma activa, es decir, prestando atención al lenguaje no verbal (emociones, gestos, etc.). Después de un minuto, los roles se cambian y el otro habla mientras su compañero le escucha de forma activa. Pasados los dos minutos, cada participante se cambia de silla. Lógicamente, un miembro de la pareja irá en una dirección y el otro en otra.
Me saque un10
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